TODO LO QUE SÉ SOBRE PEPE CARVALHO (Capítulo XV)
De París las ratas
XV
Era por mayo, los pájaros de Barcelona trinaban. La Nuri acababa de limpiar el portal de los jueves en el centro y no entendía el jaleo en la plaza de Cataluña. Preguntó al vendedor de cupones. No sé, dijo, no sé, una manifestación. Sí sabía, se hacía el tonto. Había mucha policía y tiendas de campaña. El metro la llevó a San Roque en media hora, hacía calor. Mientras preparaba la cena, la televisión hablaba de protestas e indignados. Todos los políticos son iguales, gritaban los acampados, que se vayan todos. Por noviembre los pájaros de Barcelona no dijeron ni pio. La Nuri terminó el paseo del domingo por la Playa de la Mora y no entendía el jaleo de los coches pitando. Preguntó a un vecino. No sé, dijo, las elecciones. Sí sabía, se hacía el listo. El partido popular había ganado con absoluta mayoría.
El ministro del interior del partido popular seguía las instrucciones de Marcelo, su ángel de la guardia particular, para aparcar el coche. Marcelo dijo vale, el ministro entendió dale y se empotró en el garaje contra una columna. La mala comunicación puede provocar equívocos. El golpe no fue grave, chapa y pintura, en fiscalía se lo afinan. La policía seleccionada por el ministro y sus subordinados tenía la misión secreta de salvar a España. Salvar España no es tan fácil, requiere mucho esfuerzo, no se deja. Los comisarios hicieron un croquis con los enemigos de España y les salían muchos. Quitaron primero a los exteriores, una lista con más de cien países, algunos equipos de futbol y el noventa por ciento de la comunidad científica internacional. Luego borraron a los enemigos intangibles, la pertinaz sequía, las costumbres disolutas, la decadencia de occidente y otras semejantes para conseguir unos objetivos manejables. A la España popular le sobraban la oposición, tres cuartas partes de la población y Messi. Una vez arremangados y dispuestos al sacrificio de gobernar siempre, los comisarios explicaron al ministro el plan a seguir. El director general de la policía mencionó el control de tribunales, lo que se consideró muy necesario. El cuarto poder, la prensa, estaba ya muy trabajado y sería leal. Salmorejo sacará al mercado su colección de grandes éxitos de todos los tiempos, Cataluña mon amour, el cóndor bolivariano pasa, contra eta, metralleta y paro, despilfarro y corrupción. Pasando por caja y tal. Viva el vino.
El Pepe Carvalho y la Charo postizos puestos en circulación por Ramalho Da Costa, el Trini, han cenado en Can Lluís pierna de cordero rellena, han bebido martini seco en Boadas, donde Montalbán celebró la muerte de Franco, y después de recorrer amarraditos los dos la rambla, han cogido un taxi en Colón para subir a Vallvidrera. Los espera Ramalho en el carrer del Parc de la Budellera. La pareja sigue sus instrucciones, despiden al taxista y entran en la casa. El falso Pepe recoge a Merkel, el fox terrier latoso que no ha parado de ladrar en la parte trasera, cobra y desaparece a oscuras por la carretera. Charo sigue la operación desconfiada. El Trini la invita a sentarse en el salón y enciende la chimenea preparada para la ocasión. Interpretando a su manera al Carvalho real, ha elegido para la ceremonia o exorcismo, un libro de españología, el Gárgoris y Habidis de Fernando Sánchez Dragó. Hojea el ejemplar comprado esa misma tarde y leído en un tiempo muy, muy lejano, para el lector y para el escritor: “La memoria es selectiva, y a menudo construimos nuestra propia versión de los acontecimientos basándonos en nuestros propios intereses y perspectivas”. Arrima el Trini lumbre al libro y la Charo circunstancial se sorprende de la desacostumbrada perversión de su cliente. Acepta un vaso de whisky de malta y espera. El Trini explica la situación y le da el dinero pactado.
—No va a ocurrir nada, no te preocupes. ¿Has oído hablar de Pepe Carvalho?
—Nunca he oído hablar de nadie. Era la primera lección en la academia de putas.
—Carvalho es un detective que protagoniza algunas novelas de Manuel Vázquez Montalbán, un grandísimo escritor que murió hace unos años. El detective tenía una relación bastante estable con una prostituta de teléfono, Charo. Están los dos desaparecidos. Ahora mucha gente los busca, suponen que Pepe tiene algo interesante. A mí me interesa saber quienes son ellos, los buscadores. Carvalho vivía aquí, en Vallvidrera. Charo vino muchas veces a pasar la noche con él. Espero que alguien haya oído algo de vuestra presencia en los sitios que frecuentaban y le vayan con el cuento a quien corresponda. Eso es todo. Ponte cómoda, puedes dormir donde quieras, elige habitación o el sofá si prefieres, pon la televisión, haz lo que te apetezca. En la cocina hay algunas cosas por si las necesitas, te he preparado unos huevos fritos con patatas y picadillo, aquí hay bebidas y fruta. Mañana te vas a la hora que te venga bien y ya está. ¿Tienes alguna duda?
—Sin faltar ¿eh?...Es la pregunta más estúpida que me han hecho en este oficio. Tengo millones de dudas. Una cosa me ha quedado clara, soy un cebo. ¿Tú donde vas a dormir?
—No voy a dormir. Estaré fuera, esperando. Entraré cuando amanezca. No hay ningún peligro. No va a venir nadie, es la primera noche, pasarán algunos días antes de que se corra la voz, supongo. Y si viene alguien será solo para husmear. Puedes estar tranquila.
—No estoy tranquila desde que tenia nueve años. ¿Dónde dormía Charo?
—Carvalho vivía cerca pero no en esta casa. Es lo más parecido que he podido encontrar.
Ramalho ha elegido un punto alto a veinte metros de la entrada desde el que domina el contorno y los accesos. Se abrocha la cazadora apoyado en un pino con la sensación de estar perdiendo el tiempo. Por la carretera pasan de largo un par de coches en la primera hora. Luego ninguno.
La policía griega investiga una operación escandalosa que involucra a los dos equipos más importantes de Atenas y llena los diarios deportivos. Los medios afines al Panathinaikos denuncian la venta fraudulenta de un jugador del AEK al F.C Barcelona. Un reportero del Athlitiki Icho ha escrito: “Nada tendría de particular el fichaje de Georgios Inútilis por el equipo catalán, si la astronómica cantidad pagada por el delantero centro juvenil, que ha marcado un gol en sesenta partidos, no estuviera avalada por una entidad financiera panameña investigada en catorce países”. Georgios, un muchacho de diecisiete años, es el primer sorprendido, hasta el año pasado jugaba al ajedrez en Konya, Anatolia central, lugar de nacimiento de Santa Tecla. Todo quedaría en un asunto de rivalidad entre los dos equipos de la capital y un chanchullo futbolero más, si no hubiera llamado al general de brigada Guikas un inquieto ministro del gobierno al borde de un ataque de histeria. La bolsa de Atenas acaba de desplomarse, el bono alemán se dispara, el capital empieza a fugarse y las rutas de evasión se multiplican. El AEK ha anunciado su intención de gastar el dinero recibido del Barcelona en reforzar el equipo con el fichaje sorpresa de un jugador del Real Madrid. Faltan los últimos flecos del contrato cuestionado por algunos aficionados. Dos detalles no cuadran, el jugador tiene cuarenta años y está recién operado de la rodilla. El Real Madrid pretende pagar con ese dinero y un crédito del Banco Santander, la clausula de rescisión que el Barcelona ha estipulado para el traspaso de Georgios Inútilis.
Por eso ha llamado el jefe Guikas al comisario Kostas Jaritos, nadie entiende nada. El intermediario, Mr Cooplan, un estadounidense con residencia en Amsterdam, ya ha cobrado un diez por ciento del traspaso, ocho millones de euros. La inteligencia griega le ha identificado como un directivo despedido por una de las agencias de calificación crediticia, empeñadas en convertir la deuda del estado en bonos basura. Cooplan habría diseñado una ruta perfecta para la desaparición de grandes sumas. La operación del futbolista serviría para demostrar a sus clientes la incapacidad de las autoridades para rastrear el dinero.
Jiojoijoijoigytyiko es la clave de acceso a la cuenta en la que se hizo el pago a Cooplan, desencriptada por los ingeniero chinos contratados por el centro nacional de ciberseguridad. Los movimientos en esa cuenta, de nombre “Sombreado”, siguen los esquemas clásicos para ocultar capitales. Bancos de Londres, Las Bahamas, la isla de Guam, Países Bajos, Israel, Panamá, Gibraltar, Andorra, Luxemburgo, Suiza, Tánger, Macao y Delaware. La lista completa de agujeros negros financieros.
El comisario Kostas Jaritos tampoco entiende nada. Un dinero sale de Barcelona y vuelve a Barcelona. Por el camino desaparecen ocho millones de euros, un chaval griego aparece en la casa blanca y una vieja gloria merengue se prejubila en el Egeo. Georgios Inútilis declara que nunca había soñado con jugar en el Barcelona, ni muchísimo menos en el Madrid. Quería ser médico. El ojeador del Barça que contactó a su representante, Mr Cooplan, se inscribió en el hotel con un DNI a nombre de Bouvard Larios y salió de Atenas en un vuelo rumbo a México. Kostas Jaritos, consta en los ordenadores, pidió en su momento información sobre alguien llamado Bouvard. Éste individuo, en compañía de otro, Pecuchet, cometió varios delitos en Grecia en 2002. El general de brigada Guikas sigue sin entender nada. Kostas Jaritos contesta a su pregunta.
—Pepe Carvalho. Bouvard es la identidad falsa que utilizó al cruzar el país. Volver a utilizar el nombre de un personaje de la novela inacabada de Flaubert es una broma, su firma. El ojeador del Barcelona es Carvalho o un suplantador.
En el expediente Carvalho, que Jaritos estudió en su día, figura la prolongada estancia en Amsterdam del entonces agente de la CIA. A quien se llame Mr Cooplan, viva en Holanda con pasaporte USA y haga negocios con Carvalho en paraísos fiscales, solo le falta poner un luminoso en la ventana de su casa y dejar la llave debajo del jarrón de la puerta.
Los primeros que fueron a meter la nariz en Vallvidrera, una pareja, llamaron al timbre. Nadie contestó, dejaron algo en el buzón y siguieron camino. El Trini había visto antes el audi negro que aparcó en la puerta. Salmorejo se plantó junto a la valla y empezó a dar pequeños paseos. A la media hora, cuando se aburrió, entró al coche y siguió a la espera. No se ocultaba. Por la parte de atrás un hombre lento hizo palanca en la puerta del patio que daba a los pinos y entró a la casa. Salió al cuarto de hora por el mismo sitio, sin que Salmorejo se diera por enterado. Un coche de la guardia civil pasó tres veces disminuyendo la velocidad al llegar al lado del audi del comisario. Una furgoneta blanca sin distintivos paró a cincuenta metros y dos operarios empezaron a trabajar en una torre de la luz. Una patrulla de los mossos de escuadra aparcó junto a la furgoneta y pidió la documentación a los operarios. Un coche con el logotipo de google maps recorrió muy despacio el tramo haciendo fotos y un helicóptero amarillo revoloteaba en círculo sobre la casa. Ramalho grabó videos de todo. Saludó al comisario Salmorejo a la vez que recogía el correo.
—Buenos días, comisario. ¿Investigando el asesinato de Moré?
—Hostia, Ramalho. ¿Ya no estás en la comisaría de Vallecas?
—He preguntado yo primero. Aparte el coche, me vuelvo a Madrid. ¿Un café en el pueblo?
—Claro, te sigo.
Entre la furgoneta blanca, los mossos, la pareja, la guardia civil y los coches de Salmorejo y el Trini, aparcar en el centro de Vallvidrera estaba complicado. Dentro del único bar disponible Ramalho identificó al hombre que había entrado en la casa por detrás, en un rincón de la barra con una copa de coñac. Salmorejo seguía con la comedia. Dos cafés cortados.
—O sea que aquí tenemos a Pepe Ramalho. Carvalho y Ramalho, los dos medio portugueses y medio gilipollas. ¿A qué juegas, Ramalhito?
—Al veo, veo, comisarín. Y lo que veo no me gusta.
—Ya. Y...¿a quien le importa lo que te guste a ti?
—Al corte inglés, a las agencias de viajes, al banco Santander y a mi quiosquero. No me gusta que maten abogados. Eso puede interesarles a fiscales y jueces.
—No me jodas Ramalho. Yo no maté a Moré.
—Puede. Pero algo sabrá.
El bebedor de coñac se ha ido acercando. Es muy mayor y tiene la cara congestionada.
—Si no les molesta querría saludarles, soy compañero. Me llamo Méndez. Creo que buscan a Carvalho y hay entre ustedes algún resquemor. He oído sin querer, mencionar al abogado Moré. Un caso interesante. Lo llevan los inspectores Contreras y Lifante ¿les conocen?, grandes profesionales, jóvenes muy despiertos, cercanos a los sesenta. Lifante detuvo a Carvalho en su día.
Salmorejo sacó una libretita. Pasó las páginas y se detuvo en una.
—¿Méndez? ¿Usted no investigó el asesinato de Canalejas?
—Detuve en aquel caso a Pepe Isbert, fue una confusión. No me lo tome en cuenta, estaba empezando. ¿El comisario Salmorejo, verdad?, se dicen muchas cosas de usted y su labor patriótica. Un ejemplo para la juventud. ¿De qué conocía a Moré?
—¿Está trabajando inspector?
—No, confraternizo. Verá, Carmen Balcells encargó a Moré buscar a Carvalho. Usted también busca a Carvalho y conocía a Moré. Al día siguiente de entrevistarse con el abogado de Rigalt i Mataplana a Moré le matan en su casa, y otra vez al día siguiente, asesinan a un confidente de Lifante y Contreras. Trepidante...¿no le parece?
El Trini prefiere escuchar a intervenir. Abre el sobre del buzón. Es una carta, escrita a mano, dirigida a Trinidad Ramalho Da Costa. Lee las cuatro lineas. Firma Biscuter. Vuelve a guardarla. El comisario Salmorejo remueve en la boca algún resto de comida.
—Acojonante, Méndez, ya no hay policías como los de antes. Y su conclusión es…
—Que... Quien calcula compra en Sepu.
Hace Méndez ademán de dirigirse al camarero. El Trini se adelanta.
—Acompáñeme Méndez, el comisario tendrá cosas que hacer. Quiero enseñarle algo.
Las alturas de Vallvidrera afectan los pulmones de Méndez. Tose y maldice a la vez. Ha subido en autobús y no pone inconveniente a Ramalho para que lo devuelva a su hábitat de animal en peligro de extinción. Ramalho le pasa el papel, Méndez enciende un puro y lee.
—¿Plegamans sabe escribir? ¿Port Bou? ¿el memorial de Walter Benjamin? No quiero suicidarme, joven. Soy alérgico a las playas y a las fronteras.
—¿Viene o no? Voy para allá.
—¿Ramalho ha dicho que se llama? Oiga, no viajo con desconocidos...de acuerdo, haré una excepción. Hace ya más de media hora que le conozco. Una vieja amistad nos une. Pero no se propase, con esta pistola maté a Liberty Valance.
Walter Benjamin se suicidó en Port Bou acorralado por la gestapo y la policía franquista. Ramalho Da Costa, el Trini, es licenciado en filosofía. Lo último que escribió Benjamin en plena huida, “Tesis sobre filosofía de la historia”, es el punto de vista de las víctimas, algo muy presente en cualquier investigación policial que se precie. Méndez no estudió filosofía, se pateó el ágora cuando era campo. Frente a la cala de Port Bou, en el memorial de Walter Benjamin, los espera un paisano de mediana edad fumando algo que huele a ilegal. Se dirige a ellos decidido.
—Salud, inspector Ramalho y la compañía. Soy Patrick Duluc. Me envía Monsieur Plegamans.
Méndez mueve el humo con la mano y enciende un puro.
—¿Un porrero?
—Ah, sí, excuse-moi, en cuanto acabe lo tiro. ¿Están ustedes al tanto de la inclusión de cette memorial en la literatura Carvalhiana? ¿no? C’est pas grave, no es necesario, el simbolismo es très francés. Como saben los papiers de Pepe Carvalho son muy buscados. Una parte está aquí, la carpeta de Salmorejo. A su disposición. À la prochaine.
Duluc entrega una memoria electrónica a Ramalho, se da la vuelta y se va, silbando por Mompou la cortinilla de Radio Nacional de España. De espaldas tira la colilla. Méndez no está conforme con la escena.
—¿Dónde cree que va? Oiga...haga el favor.
—¿Oui?
—Ni güí, ni güó. Documentación.
—Ou la la, les flics. Voilà.
—Francés ¿Eh? Quien lo diría. Mire, señor Duluc, o se explica en condiciones o duerme en comisaría hasta que abramos la cosa esa. ¿Entiende?
—Puede detenerme. ¿Y qué gana con eso? Rien du tout. Hay más carpetas. Si no le interesan…
—¿Dónde está Plegamans?
—He conocido a Monsieur Plegamans a París. Él me ha donné esto para el inspector Ramalho. C’est tout.
—Déjelo Méndez, ya le he tomado la matrícula. Au revoir Monsieur Duluc, à bientôt.
Ramalho y Méndez pasean por la escollera a modo de despedida. El Trini se vuelve a Vallecas.
—No pasará usted de inspector, Ramalho, no se meta en hipotecas. ¿Qué va a hacer ahora? Tiene futuro pero no se lo crea, todo consiste en pagar las deudas y enterrar a los muertos, lo demás es una estafa.
—Creo que voy a comprarme una cometa. ¿Seguirá con lo de Moré?
—Claro. Ya le digo, hay que enterrar a los muertos, si no se enfadan.
El comisario Salmorejo bajo una identidad falsa, se entrevistó con Javier De la Rosa. Los datos son concretos: Banco Lombarde de Ginebra, rue de la Corraterie. Los Pujol tienen 137 millones de euros en Suiza según la policía. Ese fue el titular del periódico elegido por Salmorejo y el ministerio del interior del partido popular, que desató la guerra. El director adjunto operativo de la policía, DAO, pasa a la prensa un informe de la UDEF, unidad de delitos fiscales, sin firma y sin sello. Unos días después el director general de la policía y el banco desmienten el informe. El expresidente Pujol salió en televisión para hacer una pregunta:
—¿Pero qué coño es esto de la UDEF?
Un agente gallego del CNI, el ferrolano Vidal, envió un sobre anónimo al juzgado con extractos de las cuentas de Salmorejo en Panamá. El comisario recibía dinero de un gobierno extranjero, el guineano. Su informante era secreto. La policía no parecía interesada en la historia que involucraba a Salmorejo, la guardia civil sí. La presencia de Carvalho en Malabo, la capital de Guinea, ojeando al portero bizco del Atlético Semu y sus posibles encuentros con Vidal, hicieron sospechar a la benemérita. Salmorejo entró en prisión en noviembre de 2017, un mes después del referéndum de independencia de Cataluña. Decenas de juicios le esperaban a la salida, los fiscales le pedían centenares de años. El New York Times le dedicó un artículo en el que repasaba sus aventuras. Jordi Pujol había vuelto a escena para abroncar al parlament y avisar a quien se diera por aludido, en otra sesión histórica: “si se toca una rama, caen todas y todos los nidos”. Oído cocina. Diez años después, con noventa y tres y aquejado de alzhéimer, le espera un juicio sin fecha. La fiscalía le pide nueve años de prisión que nunca cumplirá. Cuando el arbitro pitó el final del partido, los Reales comisarios salvajes y los del Racing Pujol habían empatado. El partido popular y su policía patriótica perdieron el gobierno, el poder no, los Pujol perdieron la apuesta soberanista y todos acabaron en un banquillo blando. Carmen Balcells murió sin encontrar a Carvalho, sin llegar a un acuerdo con Wilye el chacal y sin vender la agencia que ahora dirige su hijo Lluís Miquel. No llegó a conocer el intríngulis de la “Operación Carvalho”.
Se cumplían veinte años de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán y se preparaba un homenaje. Habría dos protagonistas, el escritor recordado, evocado, citado, aludido y mencionado por varias generaciones y Pepe Carvalho, la leyenda. Era el momento esperado y oportuno para quienes llevaban décadas detrás del detective. El archivo incautado por los jueces al comisario Salmorejo incluía cuarenta años de grabaciones y retrataba a la élite de la sociedad española. En el primer juicio aparecieron extractos elegidos por la acusación. La defensa exigía una copia. Los técnicos del centro nacional de inteligencia afirmaban que una parte de los archivos no habían podido ser abiertos. Las claves necesarias no se habían encontrado en la documentación recogida en los registros del domicilio y las empresas del comisario. Salmorejo decía no tener acceso a los códigos y dejaba en el aire la posibilidad de un duplicado en el extranjero. Dos gallegos probablemente parientes, uno por cada parte del conflicto, habían negociado el pacto de no agresión entre el estado español nacionalista y el nacionalismo catalán sin estado. Salmorejo, la policía patriótica y su raíz política debían desaparecer, la familia Pujol y adyacentes perderían el tres por ciento y Messi tenía que dejar el Barça. El pacto y el empate fue resultado de la doctrina de destrucción mutua asegurada. Los negociadores se dieron el apretón de manos que sellaba el acuerdo en Ribadeo: Tartar de gambón, carpaccio de pulpo, ensaladilla con centolla, croca de ternera con berenjena y albariño de Salnés.
Pues sí, como les estaba diciendo, Marieta Vargas era muy conocida en Ciudad Juárez, una cabrona que trabajaba para los cubanos y los soviéticos. Esperaba en la frontera a los que venían señaladitos y se los chingaba. A algunos los hubiera matado gratis, tenía vocación. Carvalho era de la CIA, capaz que estaba en su índice, lo tuvo una semana atado a una silla a pan y agua. Acabaron revolcándose, cocinaron un bacalao à Brás y a los postres decidieron matar a Franco. El pinche general estaba ya para morirse sin ayuda y La Habana lo descartó, la prioridad era Batista. Prueben los tamales barbones y el chilorio, ahora viene lo bueno. Más cerveza, qué calor, órale. La cosa es así, dicen que la pareja acabó mal y se despidieron a los tiros. Los dos vaciaron los cargadores a diez metros y ni modo, no se tocaron un pelo. Hay amores pendejos. Y tanto, amigo Mendieta, qué razón tiene. Estoy en trance de divorcio, sé lo que me digo. Podría recitarle un soneto de Quevedo muy al caso, pero me abstendré, al amigo Belascoarán no le agrada la poesía. No recite, gallego, no recite y no me eche el humo de su tabaco apestoso. Marieta Vargas necesitaba desaparecer cuando cayó la URSS, los gringos pagaban cien mil dólares por su cabeza. Fue a Barcelona y pidió ayuda a Carvalho. Se escondió en Moraira, un pueblo de Alicante. Exquisito el aguachile señor Mendieta, muchas gracias por la información. ¿Gracias? No, gallego, me vale verga su gratitud, aquí nadie habla gratis. El Conde y Belascoarán son cuates, lo suyo va con factura, un sobre de color manila, bien gordo. Si pretende salir de México le va a salir barato, lo quieren muertito. Dos policías españoles llegaron a Acapulco en el mismo avión que usted y la chaparrita que se hizo humo, cómo la ve. Los tiene ahí fuera, cociéndose al sol en ese carro de la esquina los muy pendejos. Hasta los plebes saben quienes son. Los comisarios españoles jodieron a Pemex la compra de Repsol. Hay quien perdió mucha lana. Bueno, mi zurdo, ¿entonces qué? ¿lo sacamos del país? Ni se muevan, mientras estén en Culiacán están seguros. Vayan a la playa, diviértanse. Pronto tendré novedades.
Según un auto de la administración de justicia el investigado Salmorejo era en ese momento “Comisario del Cuerpo Nacional de Policía en activo destinado en comisión de servicio en la Dirección Adjunta Operativa”. Adjunto del adjunto. El director del área de seguridad de Caixabank resultó ser un “Comisario del Cuerpo Nacional de Policía jubilado por edad reglamentaria” y el director de seguridad corporativa de Repsol un “Comisario del Cuerpo Nacional de Policía en situación de excedencia voluntaria”. El comisario en excedencia y el comisario jubilado decidieron contratar a la empresa del comisario en activo, Salmorejo, y activaron el Proyecto Tinto para impedir que Sacyr, infraestructuras y servicios, y Pemex, empresa de petróleos mexicanos, consiguieran un tercio de las acciones de Repsol y accedieran al control de la compañía. La representante legal de Repsol declaró en la Audiencia Nacional que contrataron a la empresa de Salmorejo sin saber que era de Salmorejo. Figuran en el auto judicial menciones sobre viajes a México y pagos con tarjeta. Salmorejo y su empresa intervinieron teléfonos de ministros del gobierno socialista, exministros del partido popular y el del portavoz de Convergencia en tiempos de Pujol, amigo personal del president de la Generalitat, Artur Mas. Consideraron un acto patriótico impedir que la empresa mexicana comprara acciones en el mercado.
Lo cierto es que Sacyr debía 5000 millones de euros a los bancos que le habían prestado el dinero para comprar el veinte por ciento de Repsol. Si no podía devolverlos, y no podía, el 21 de diciembre de 2011, un mes justo después de que la derecha española ganara las elecciones con mayoría aplastante, la empresa iba a la quiebra. Una catástrofe también para Repsol y Caixabank porque los bancos acreedores podían vender las acciones de Sacyr, la garantía en caso de impago, y eso desplomaría sus acciones. Ya estaban cayendo. Salmorejo y los comisarios contratados por las empresas utilizaron barra libre de dinero con periodistas y publicaciones económicas. Aparecieron los oportunos yacimientos del siglo para Repsol y ahí entró Pemex, la empresa mexicana con aspiraciones de tomar el control. Se publicitaron las intenciones de los mexicanos y las acciones de Repsol subieron. Empezaron a aparecer ofertas fantasmas desde todos los rincones del mundo. Las acciones subieron más. Salmorejo centró la campaña en la españolidad de Repsol, omitiendo a los inversores estadounidenses y franceses, a la vez que espiaba a todos los operadores económicos y hacía las oportunas filtraciones. Las acciones subieron más y más. Sacyr consiguió pagar los cinco mil millones, los mexicanos quedaron fuera.
El Sordo, el comisario más cercano a Salmorejo, bebe tequila con sal y limón. Regulero hace rayas procesionarias en la mesita del reservado, llega la mañanita de Cancún. La gitana les ha vuelto a tomar el pelo, no es la primera vez que deja rastros falsos de Carvalho. Las apuestas policiales están igualadas, para unos Carvalho se jubiló al salir de la cárcel, otros aseguran que hace encargos para los chinos. La tercera opción da a Carvalho por muerto y señala a María la portuguesa como heredera de su archivo. El Sordo es el único disidente. Para él Pepe Carvalho y María Larios son la misma persona, la rosa de Alejandría, colorada de noche, blanca de día. En el reparto de funciones Regulero se encarga de Tonia. Mendinho es cosa del Sordo.
A la nena le han puesto de nombre Lole, como la abuela, lo eligió la Rebe. Van pasando los meses y el Josito ya se atreve a cogerla en brazos. Dicen los médicos que la falta de oxígeno fue moderada y tiene buen pronóstico. Hay que esperar. De momento la mamona sonríe cuando oye cantar a su madre. El Cholo parece otro. El viejo de la Rebe le ha apañao una furgoneta. Es vieja de cojones pero el motor suena de puta madre. Una furgona llena de patatas no es lo que quería, nos ha jodido. De milagro está en la calle, los maderos siguen buscando. Un asqueroso de los que andaba con el Toto liándola por ahí, le ha entrao un par de veces para un palo en una obra. No ha tragao. El pavo se puso chulo y se llevó una hostia. Hasta pa eso está más tranqui, antes le hubiera reventao. Es la Rebe, que tiene no se sabe qué. Cuando le pone morro, el Cholo achanta. Ahora le ha dao por la mecánica, desguaza motos viejas, vende alguna pieza y vuelve lleno de grasa. Dineros, pocos. Dice que ya le vendrá un golpe de suerte. Algún día venderá los hierros del viejo que están todavía en el trastero. Josito el lechuga sigue echando humo, el puto fósil del Méndez ha estado preguntando en el Júpiter.
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