TODO LO QUE SÉ SOBRE PEPE CARVALHO (Capítulo XIII)

 

 

                                                          


                                                                   Sin otra vida que el sentir del tiempo

 

XIII


   Escribe Tonia desde Acapulco, en el estado de Guerrero, México. Ha pedido un atolito caliente de chocolate para olvidar la llamada de la jefa. Están despedidos, los dos. La expulsión de Cuba en setenta y dos horas no es el motivo. La culpa fue del son y del ron. El agente retirado de la inteligencia cubana hablaba mucho, comía más y bebía a muerte. La paladar estaba llena de público en mesas pegadas unas a otras.

   La operación 77 en España incluía a María la portuguesa, Marieta. Los agentes cubanos tenían orden de preparar el secuestro de Batista. Lo filmaron en Madrid y en Marbella, estudiaron sus movimientos. El momento de pasar a la acción debía coincidir con el atraque en Málaga de un carguero de paso para La Habana. Marieta se incorporó al operativo cuando el seguimiento estaba hecho y los horarios controlados. Era la única con un encargo distinto, matar a Batista a la primera oportunidad. No la tuvo, al dictador le dio un infarto en agosto de 1973. Marieta desapareció en Angola en 1974. Chinolope puso en manos del viejo una caja con fotos de Sierra Maestra en las que aparecían mujeres. A la tercera botella la identificó. El Conde hizo aparecer de la nada un tres y empezó la parrandera. El abuelo de inteligencia, Braulio, tenía un repertorio infinito. Mendinho berreaba entusiasmado. Era imposible cualquier intento de concertación armónica. Llegó el inevitable Lágrimas Negras, se unió un bongosero, le metió candela y Simón Mendinho lloró. Juró amistad eterna al exagente, le soltó doscientos dólares extras y pidió más ron para todos. Al rato se puso patoso. A todas las mujeres que pasaban a su lado les gritaba con voz de guacamayo: ¡cubanita canela! ¡cubanita canela!. Un zanguango de cien kilos y brazos de cargar sacos de otros cien, metió baza.

¿Qué tú vienes gritando comemierda?

   Se organizó tremendo salpafuera. Chinolope y el Conde se cagaron de risa al ver a Mendinho tirando puñetazos al aire. El armario le dio un tantarantán y las gafas salieron de jonrón hasta la playa. Sentado en el suelo seguía gritando.

¡Que soy filólogo, coño! ¡Cuidado conmigo!

   Al levantarse cogió una botella por el cuello y la intentó romper golpeándola contra una mesa. Primero no atinaba con el tablero, cuando lo consiguió la botella no se rompía, cuando al quinto intento la rompió se cortó la mano. Sangraba como un gorrino. Pidió tiempo muerto. El otro le soltó otro papazo y lo volvió a sentar. Tonia comía chicharritas con una mano. Con la otra hacía visera para no ver el espectáculo. Simón Mendinho, terco, insistía.

¡Que soy medievalista! ¡no me hagas cabrear!

El cubano no sabía si seguir dando tortas al gallego o dejarlo correr.

¿Quieres más pan con lechón?

   Intervinieron Conde y Chinolope. Sacaron a la calle a Mendinho ensangrentado. Tenía un buen corte. Le pusieron un chorro de ron en la herida y le ataron un pañuelo. Tonia encontró las gafas. El abuelo seguía dando al tres. A mi me gusta que baile Marieta.

   Ramalho Da Costa, Trini, conoce bien a socialistas, anarcosindicalistas y comunistas. Los mineros, las carboneras y los guajes de las cuencas mineras, los niños de humo retratados por Aitana Castaño, han respirado resistencia y dinamita. En Cataluña el movimiento obrero tiene memoria anarcosindicalista. Seguí, Pestaña, García Oliver, Durruti o Peiró, tomaban café en La Tranquilidad, vivían en el Chino, el Poble Sec o en las barracas del arrabal. La CNT y el SOMA, sindicato obrero de mineros asturianos, nacieron en el mismo año, 1910. El sindicato minero fundado por Manuel Llaneza, se fundió con la UGT en 1911. Sus referentes históricos: Pablo Iglesias, Largo Caballero, Julián Besteiro, Indalecio Prieto. En Asturias, los socialistas, mayoritarios en las organizaciones obreras, pactaron con los anarcosindicalistas para organizar la huelga general revolucionaria de 1917, la revolución de 1934 y defenderse del fascismo en 1936.

   Un militar africanista, de cuyo nombre es mejor no acordarse, gobernador militar y civil de Barcelona, arrasó la CNT con asesinatos, la ley de fugas y la creación del sindicato libre, los pistoleros de la patronal. Tuvo en el punto de mira del terrorismo de estado a Manuel Llaneza e Indalecio Prieto. El historiador Ernesto Burgos escribe, desde Mieres, que matar a Manuel Llaneza fue una idea persistente. La guerra sucia, los engaños, las cloacas, ya operaban muchos años antes de que naciera el comisario Salmorejo o existiera el centro nacional de inteligencia. Prieto contó en publico lo que le dijo el militar: “¿Que cómo resuelvo yo el problema sindicalista? Cuando quiero deshacerme de un individuo no tengo más que preguntar por él. Esta simple pregunta es ya una orden; a los pocos días este hombre ha desaparecido”.

   Ramalho Da Costa conoce la historia, la ha estudiado y sobre todo, la ha vivido. Las paisanas y los paisanos son expertos en detectar trampas, en transmitir la desconfianza en el poder, qué poder no importa. El Trini sabe que no es nadie para enfrentar a los comisarios salvajes y toda esa gandalla, respaldada con medios y dinero. Tiene conciencia de ser un humilde peón. Los peones también juegan y suelen abrir la partida.

   Ramalho utiliza una práctica policial básica cuando se llega a un punto muerto, menear la caja de los ratones. Ha localizado una casa interesante en Vallvidrera. Es discreta, blanca, de dos plantas, con ventanas de aluminio y rodeada por una valla de carrizo. Tiene fácil acceso. No hay vecinos cerca. Se alquila. El cartel amarillea y el teléfono es de un particular. El carrer del Parc de la Budellera, una carretera estrecha, larga y llena de curvas, tiene poco tráfico. Puede valer. Marca el teléfono y explica que está delante de la casa, tiene mucho interés y poco tiempo. Consigue su objetivo, la dueña llegará en una hora. La aprovecha haciendo algunas compras en el pueblo. La mujer llega puntual en un utilitario. Está jubilada, vive en Badalona y no quiere nada con inmobiliarias. Hace las preguntas de rigor sin perder la amabilidad. Ramalho se presenta como policía destinado a Barcelona. En la rápida visita comprueba los accesos a pie y en coche, revisa la franja de pinos trasera, se asegura de que la electricidad está conectada, estudia las cerraduras y entra a la negociación. Las condiciones son aceptables, faltaría, miente Ramalho, la conformidad de su mujer que llegará en unos días. Sugiere pagar el alquiler de una semana y esperar acontecimientos. La casera acepta al ver la documentación, la placa y quinientos euros. Al Trini no le sobra el dinero. Las perras no son su prioridad, si lo fueran no se habría hecho policía. Quita la cadena de la entrada, retira el cartel y mete el coche en la pequeña parcela dejándolo visible. Se instala, deja las luces y la televisión encendidas, saca cajas del coche y cambia la tarjeta del buzón exterior. El nuevo inquilino se llama José Carvalho Tourón. Consulta en el periódico los números de contactos. Charo, según sus cálculos, debe estar por encima de los sesenta. Viuda madura fogosa le cuadra. Marca.

Hola cariño. ¿Qué puedo hacer por ti?

Algo especial. Necesito que te llames Charo, me llames Pepe, seas morena, me acompañes a cenar en un restaurante y subas a pasar la noche conmigo en Vallvidrera.

Me llamo como tú quieras, Pepe. La noche completa son doscientos, el taxi y el tinte aparte.

De acuerdo, Charo.

 

   Tonia gasta poco. Vivir con sus padres le ha permitido ahorrar. Puede aguantar algo de tiempo, dejar de tirar cosas por las ventanas y buscar otro trabajo a la vuelta. No va a ser fácil seguir como hasta ahora, la agencia era un chollo. En Acapulco el hotel es caro y nadie va a pagar los gastos. Al salir de la paladar en el destartalado barrio chino de La Habana, Mendinho decidió indignado y enfiladísimo ir a conocer a la familia para curar la herida en su casa. El conductor de un almendrón pidió veinte pesos por llevarle a Miramar, Mendinho le dio el doble. Tonia no volvió a verlo hasta las cuatro de la mañana en el hotel, esposado y acompañado por la policía. El tío de Mendinho llevaba semanas preso, trabajaba en un organismo del gobierno vasco para la reconversión industrial y había hecho caer al vicepresidente económico Carlos Lage y al ministro de exteriores Pérez Roque. Era confidente del CNI. Los cubanos lo sabían y su domicilio estaba bajo vigilancia. Mendinho llegó a casa de sus primos, le atendieron amables y cariñosos. Desinfectaron la herida, le vendaron la mano, contaron historias familiares omitiendo la detención de su padre y tomaron café con pastelitos de guayaba. Al despedirse le regalaron un álbum de fotos en el que aparecía un bisabuelo de uniforme y una tía abuela fumadora de cien años. Al salir le detuvieron. En el coche patrulla vomitó. En la estación de policía pidió ver al embajador, al ministro, al comandante Castro, al secretario general de las naciones unidas y a Silvio Rodríguez. Despegaron las fotos del álbum y encontraron en un reverso mensajes sobre los futuros cambios previstos en el gobierno cubano. Le hicieron preguntas y le dieron alguna galúa, lo que viene siendo un par de hostias. Llegaron a algunas conclusiones. No sabía nada, era idiota, inofensivo y molesto. Detuvieron a sus dos primos. A él le llevaron primero al hotel para que pagara la factura, recogiera sus cosas e informara a su acompañante. Después al aeropuerto, para embarcarlo en el primer vuelo. Tonia detrás, insistiendo en que el destino fuera México, donde podrían entrar como turistas. Tuvieron suerte, consiguieron volar a Acapulco.

   Carmen Balcells no les despidió por eso. Recibió en su teléfono fotos de un artista. Tonia acariciando la cara de Mendinho en el aeropuerto. Con la mano del gallego entre las suyas cuando se cortó. Mendinho con la cabeza apoyada sobre el hombro de Tonia. En la calle abrazados cuando intentaba sujetarlo de pie. Tonia sonriente poniéndole las gafas. Puede ser casual, el azar concurrente, que la acomodada familia de Mendinho se dedicara al espionaje, el despido no. Se habían tomado la molestia de preparar un montaje y sabían cual sería la reacción de la jefa.

   El Conde había conseguido información fiable del exagente Braulio. Carvalho desertó de la CIA y salió de EEUU por El Paso cuando Marieta estaba en Ciudad Juárez, al otro lado de la frontera, trabajando para la inteligencia cubana. Coincidieron en el tiempo y en el espacio. Les habían dado un teléfono de contacto en México DF, Héctor Belascoarán Shayne. En Acapulco las cosas perdieron sentido. Ya no trabajaban para la agencia Balcells. ¿Por qué seguir buscando información sobre Carvalho?.

   El tresero sonero exagente de inteligencia tuvo un detalle con el gallego llorón que le dio el guaniquiqui necesario para comprar un refrigerador de segunda mano y avisó al Conde. Los servicios seguían a los españoles desde que pusieron un pie en Cuba y habían detectado a la fotógrafa, una antena conocida de Miami en La Habana.

   Las habitaciones de Tonia y Mendinho en Acapulco tienen terraza con vistas al mar, una enorme pantalla de televisión, wifi, mueble bar, jacuzzi y un souvenir de bienvenida. Una bala de plata en cada almohada.


    Zapatero, el presidente del gobierno, los domingos por la mañana cuando se aburre, rompe España. En la España rota el F.C. Barcelona gana seis títulos en un año. El madridismo soliviantado reivindica a Antonio Ozores: Ah no, hija no, eso si que no. Que haya independentistas pase, lo permite la constitución. Lo de Messi no se puede consentir. Montalbán: “Alimento el antagonismo entre el Barcelona y el Madrid porque gracias a él hemos evitado una nueva Guerra Civil”. El madridismo distraído culpa a Messi de sus desgracias, no ven nada raro en sus dos defensas centrales: Pepe y Carvalho. El director del periódico deportivo más vendido se llama Eduardo Inda. Los comisario salvajes echan humo.


   El Trini es cuarenta años más joven que Carvalho, más alto y corpulento. La mujer madura y fogosa del anuncio podría llevarle croquetas los sábados y reñirle por tener la casa sucia. Ha recorrido el parque del Turó tres veces buscando jubilados desvalidos. Enfrente con los brazos cruzados, sentado en un banco, tiene a la víctima perfecta. El único problema se llama Merkel, un fox terrier. Decide atacar de frente, ignorar los ladridos.

Buenas tardes. Me encantan los fox terrier. ¿Cuantos años tiene?

¿Quién?

El perro.

Ni idea. ¿Es usted gay?

De momento no.

Pues yo sí.

Para lo que quiero proponerle eso es irrelevante.

   El jubilado suspicaz le hace al Trini un escáner. Mira a los lados, al suelo, al cielo, al perro, otra vez al Trini.

Al perro ni tocarlo que no es mío.

No. Es un asunto oficial, soy policía.

Me ha caído usted mal nada más verlo.

   Se sienta al lado. El perro gruñe. Ramalho utiliza su tono más amigable.

Necesito ayuda, no conozco a nadie en Barcelona. Si pudiera llamarse Pepe un par de horas, cenar con una señora en un restaurante y subirla en taxi a Vallvidrera yo podría pagar los gastos y me sobrarían cien euros.

¿Un madero que no conoce a nadie en Barcelona?

    Enseña la placa. Se abre la cazadora, lleva la pistola en la sobaquera.

No vuelvo a este parque. Váyase, no me moleste o llamo a la policía.

Doscientos.

...¿Hay que estrangular a la señora? ¿matar al taxista? ¿podría llamarme James?

Pepe. Tiene que llamarse Pepe Carvalho y cenar con Charo. La sube a Vallvidrera y se va. Doscientos, cena y taxi.

Pepe Carvalho...me suena. ¿Puedo cenar cochinillo y pedir una botella de rioja?

 

     Podría ser Biscuter. Vázquez Montalbán lo describe tal cual lo está viendo Carlos Zanón en la pantalla del Huawei, descontando las arrugas. Han pasado dos décadas desde su última aparición en “Milenio”. Carvalho no quiere ser visto. Se escucha su presunta voz. No existen descripciones suyas, alguna muy somera, y dado que no hay posibilidad de comparación, no se muestra a la cámara. Zanón ha pasado la noche preparando un cuestionario al que solo podría contestar Biscuter. No falla una y se extiende en las respuestas sin titubeos. Zanón ha releído la novela y le extraña un episodio.

¿La novela es verídica, verosímil o de ficción?

   Contesta Carvalho al que se escucha encender un mechero y aspirar el humo de algo fumable, cigarrillo, puro o pipa.

Es como las de Vázquez Montalbán, pero en primera persona. En vez de contarle una historia para que él la maquille y me las haga pasar putas, cuento lo que pasó. Me permito alguna licencia, pequeña, para proteger algunas identidades. Eso es todo.

Biscuter gana Máster Chef. Eso es creíble aunque sea mentira.

   Biscuter protesta, se declara ganador de la última edición del programa.

Claro que gané. En la edición de un país más grande y con más cultura gastronómica que España. No diré cual, ni donde. No quiero una legión de seguidores con mandil llamando a mi puerta. No nos despistemos. O le interesa la novela, o no le interesa. No hay vuelta de hoja.

No tiene sentido que acepte, estaría siempre en sus manos, podrían extorsionarme. Entregaré el borrador en Planeta y diré quien es el autor. Una novela escrita por Pepe Carvalho tiene un valor incalculable. No quiero nada.

Que no, coño, nosotros no existimos. ¿Cree que Pepe Carvalho puede poner una denuncia por violación de los derechos de autor? Lo único que queremos es una retribución para Pepe sin campañas de promoción, fotos, periodistas, firmas en ferias o charlas en auditorios. El jefe siempre tuvo miedo a la vejez. Es viejo desde hace años ya y tiene sus achaques. Eso no le ha cambiado tanto como creía. Sigue siendo un empecinado. Con mis negocios puedo mantenerle a cuerpo de rey aunque viva cien años, pero no quiere, es muy orgulloso y todavía tiene ingresos, no crea. Además está la señorita Charo que se merece lo mejor y se ha ganado el cielo, la galaxia y el universo. Mire, usted publica el libro con su nombre y le pasan a recoger en helicóptero, le vendan los ojos, le traen a nuestro castillo alquilado todo el verano en montañas cercanas y le cocino cojones de periquito con salsa bechamel. Ahora recuerde su promesa, no puede volverse atrás. Dijo que si eramos presentados usted cedía todos los derechos y apoquinaba la totalidad de las ganancias. Cumpla su palabra o le mando a Duluc para que le explique la revolución francesa y le lea la enciclopedia.

   Abrumado, Zanón recuerda su primera juventud. Las novelas de Carvalho eran un referente mestizo de cultura popular y cultura universitaria. Describían un mundo y un país, una evolución de la sociedad. Detecta en el presente una amnesia inducida, una revisión de las lecciones históricas, la manipulación de los hechos realmente ocurridos.

No, por favor, Duluc no. Acepto.


   Despertar al patrón de la siesta con una mala noticia es peligroso. Cuando tiene el pistolón en la mesita, al lado de una botella vacía de mezcal y un billete enrollado, es jugar a la ruleta rusa.

Pinche cabrón, chingue a su madre...

   En México el apocalipsis bíblico es una pendejada, cuentos para niños. Ni en el antiguo ni en el nuevo testamento se menciona a los españoles a caballo o a la embajada de los EEUU. Hace siglos que los mexicanos viven el postapocalipsis todas las mañanas.

la parejita de españoles va para el DF, patrón.

No mames. Mátenlos.

¿A Belascoarán también?

A todos. Mátenlos a todos.

No se puede, patrón.

No sea culero, güey. No se va a poder. Mátenlos a chingadazos esta misma noche.

No, patrón, ni modo.

¿Por qué cabrón? ¿Para eso me despertaste?

El obispo no quiere.


   Ahora qué. Despedida. En México. Y ahora qué. Llama a casa para oír la voz de su madre, quiere tranquilizarla y que la tranquilice. En Barcelona está lloviendo, Nana tiene que entrar a trabajar, Tonia ha calculado mal la diferencia de horarios. No le dice que les han echado de Cuba, no le cuenta la llamada de la jefa, no le habla del bajón, no menciona la amenaza de las balas. Mendinho está pletórico, su mujer se quiere divorciar y él también, hay acuerdo amistoso. Tonia no tiene cuerpo, ni presencia de ánimo, para soportar a un filólogo medievalista recién divorciado, suelto por Acapulco como un becerro en un encierro. Mendinho quiere comprar un chaleco antibalas, como si los vendieran en los puestos del mercado, ir al norte, al DF, y encontrarse con Belascoarán. Tonia habla con la Nuri. Sigue contando los días que le quedan para poder salir, quiere fotos, que le describa lo que ve desde la habitación de hotel. Podría volver a casa, ir con Malik a divagar en un banco del parque de la Ciudadela, o a la playa de Somorrostro, mientras él fuma un petardo y el humo azul les envuelve. Volver a Colliure y preguntar en verso a Don Antonio. Andar en bici por la rambla. Preguntar algo complicado a su padre para que se haga un lio y se invente palabras. Entrar en la librería de Paco. Tocar el violín. Podría no volver a casa y viajar hacia el sur, siguiendo la costa. Mira el mapa. Le gusta el nombre de un destino a cuatrocientos kilómetros: Puerto Escondido.

 

Al obispo me lo cagan a madrazos, andale.

No, patrón. No puede ser.

¿Ah no? ¿Por qué no?

Porque el obispo es su padre de usted, patrón.

No manches...¿Quien te dijo esa pendejada cabrón?

Su madre de usted, patrón.

¿No ves que te está dando atole con el dedo? ¡Mátenlos a todos!


   Acapulco, Puerto Escondido, Salina Cruz, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas. Esa es la ruta de Tonia. Al sur primero, a oriente después.

   Paramilitares teledirigidos por el PRI asesinaron a cuarenta y cinco indígenas en Acteal en 1997. El entonces subcomandante Marcos ya había invitado a Montalbán a visitar Chiapas. No tardó en presentarse en “La Realidad”, montando a caballo por primera vez en su vida, a través de la selva. Escribió un libro que tituló “Marcos: el señor de los espejos”. Don Vázquez Montalbán eligió a Marcos “porque forma parte de un sujeto histórico de cambio realmente existente: el globalizado frente al globalizador”.

   A las pocas horas de llegar a Puerto Escondido Tonia vuelve a su ser, se enciende la luz, suena música, las nubes saludan. En el hotel necesitan personal, estarían encantados de contratar a una joven políglota y ofrecen buenas condiciones. “Una mezcla de sabiduría y audacia la llevó a asumir el poder del intérprete y a ejercerlo encauzándolo en el sentido de la utopía que es propia de este oficio”. Eso dijo Bolivar Echeverría en “La modernidad de lo barroco” sobre Malinalli, conocida como la Malinche, uno de los mitos fundadores del México moderno. Su lengua materna era el náhuatl. Vendida a mercaderes xicalancos, revendida a los tabasqueños, regalada a Hernán Cortés en 1519 junto a diecinueve mujeres más y un juego de mantas, aprendió maya-yucateco con los diferentes amos de su adolescencia y castellano junto a los militares de la corona de Castilla. Tonia no necesita el trabajo, la oferta sí. Apaga demonios interiores que pronosticaban un futuro turbulento. Es traductora, lo seguirá siendo, siempre podrá encontrar a alguien con la necesidad de interpretar códigos de otros.

   En Puerto Escondido algunos surfistas gringos comen chicle por las calles más seguras. Tonia se los cruza en la Avenida del Morro, hay vuelos desde Houston y Los Ángeles. Tiene miedo, debería coger un puto avión y salir inmediatamente del país. Lo dijo Galeano, la vida de los nadie vale menos que la bala que los mata. En México ella es nadie y su bala es de plata. No quiere salir en las noticias locales: Encuentran en un barranco un cuerpo despedazado por los coyotes.

   El hotel Casa Blanca en la playa Zicatela, al otro lado de la bahía, tiene tres estrellas y ronda los cuarenta euros por noche. Será la última que pase en Puerto Escondido, la concentración elevada de surferos por metro cuadrado le resulta estomagante. No escuchar el parloteo de Mendinho a todas horas, la soledad, aporta un sosiego bienvenido. Compra en la calle un taco de frijoles y un refresco, pasea entre los puestos de comida y artesanía frente a las olas del Pacífico. Oscurece. Vuelve al hotel para acostarse pronto y salir temprano al día siguiente. La están esperando. El recepcionista añade otra posibilidad a la oferta de trabajo. Una emisora nacional de radio necesita con urgencia intérprete de alemán e italiano. Un directivo de Telemisa, el mero, mero, la espera en el bar, ha pagado la habitación. La respuesta es no. Solo quiere dormir y continuar viaje. En segundos aparece el ejecutivo trajeado que se dirige a ella con simpatía de exlocutor dinámico, reconvertido en experto modernizador de radio fórmulas caducadas. Engola la voz como si fuera a presentar una balada bien pedorra.

Buenas noches, qué gusto conocerte, encantado. Me llamo Vilasio Regulero, a tu disposición para lo que necesites. Me han dicho los amigos del hotel que también eres española.

No, no soy española y no me interesa el trabajo.

Mujer, no seas así, escúchame por lo menos. ¿De donde eres entonces?

No me acuerdo.

   El exlocutor exagera la sonrisa acartonada en una interpretación muy poco convincente. Está acostumbrado a que le atiendan y las respuestas a sus preguntas sean afirmativas o de serie.

Necesitamos urgentemente una traductora. Han venido inversores europeos al superdesafío mundial del surf. La paga es buena y el trabajo fácil. Te va a encantar.

No existen inversores europeos que no hablen inglés. Y tú hablas inglés. Me voy a dormir, buenas noches.

Consúltalo con la almohada.

   Tonia para en seco. Desde que llegó a México es muy susceptible a las almohadas. Un minuto en la habitación y la mochila está preparada. Sale del hotel a la carrera sin despedirse y no tarda en perderse por las calles en dirección opuesta a las luces del centro turístico. Es noche cerrada, no hay luna, ni oye ladrar los perros. Recuerda acongojada el llano en llamas. Deja a su espalda las últimas casas y entra en la arboleda. Palmeras y otras especies que no reconoce. Está en Arroyo Seco.

   Abrió una bolsa de cacahuetes sentada en el suelo y colocó la mochila entre su espalda y los pinchos del tronco de un árbol que no sabía nombrar, un pochote. Salir de Puerto Escondido hacia Salina Cruz cuanto antes, sin ser identificada, planteaba algunos inconvenientes de logística. Utilizó el celular para consultar el mapa, bebió agua de un botellín de plástico y rastreó en la red a Vilasio Regulero.

   Al raso, sin dormir, alterada, pasó una noche húmeda y calurosa. Clareaba cuando tomó una brecha de tierra y anduvo algo más de un kilómetro hasta el cerro de la Vieja, al final de la colonia San Miguel. Se topó en un cruce de caminos solitario con un pequeño edificio de una planta, pintado de azul maya: Abarrotes Baizabal. La joven que atendía la tiendita fue una bendición de los dioses prehispánicos. Tonia preguntó, se dejó aconsejar. La mamá estaba haciendo tejate, harina de maíz, granos de cacao, semillas de mamey, flor del cacao y agua fría. Le dieron una probadita. Luego una jícara llena y unas galletas para desayunar. Para el camino un itacate con botanas, aguacates y plátanos. Pudo cargar la batería del celular y conversar con las mujeres. Se explicó a fondo, tenía problemas. Si podía confiar en alguien era en aquella chica tranquila y amistosa que hablaba con voz dulce y acento cantadito. Necesitaba pasar desapercibida. La chamuca lo vio como soplar y hacer botellas para una turista morena con varo disponible. Unos pocos cambios en el peinado y la indumentaria y pasaría por mexicana. Mezclada con la gente no llamaría la atención.


    La niña de la Rebe no está bien, hubo problemas en el parto. La médica dijo algo sobre falta de oxígeno, de secuelas cerebrales. El Cholo no quiso entrar al paritorio, se quedó fuera con el Lechuga y la familia de la Rebe. Estaban de guasa, vacilando al Cholo por cagón. La noticia se la dieron antes a él que a ella. No podía hablar, miraba a los demás y los nervios le agarraron fuerte. Se sentó con la cabeza entre las piernas y la madre de la Rebe empezó a llorar. Enseguida pasó a ver a su hija, la dejó dormir. La Rebe no sabía nada. Vieron a la niña desde detrás de un cristal. Al Lechuga se le encogió el estómago y salió a la calle frotándose los ojos. Encendió un pito, dio dos caladas, volvió a entrar. Se acomodó al lado del Cholo con la mirada fija en la pared. La niña ya tenía nombre y la vida jodida nada más nacer. Tuvo conciencia de ser un desgraciado, en una familia de desgraciados. La vida es una puta mierda. Se escuchó diciéndole al Cholo:

Hay que tirar palante como sea, chaval. No tenemos pa elegir.

   No hubo contestación. El padre de la Rebe se arrancó.

Mañana vente al mercao pronto. Vamos a necesitar mucho dinero pa la niña, habrá que gastar en médicos, tratamientos y medicinas. A la Rebe dejala con la madre, ella sabe lo que hay que hacer.

   El Cholo no se movió. Ya había decidido quedarse, esperar a que se despertara la Rebe, volver a ver a su hija, preguntar otra vez a la doctora. Veía las cosas de otra manera.

La Rebe está bien. La niña, viva. Habrá que celebrarlo... ¿no, suegro? Tiene una nieta. Y tú, una sobrina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

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