Entradas

La huertina de Etelvina

  Baldomero se apeó de la burra al llegar al puerto un día de verano, justo en la raya, y miró la cordillera como hicieran las mujeres de La Braña en el mesolítico, los legionarios romanos al inicio de la era común, los paleocristianos mencionados por el cenobita Valerio del Bierzo a finales del bajo imperio, los espatarios de Witiza y los imazighen musulmanes en los siglos posteriores, todavía sin X, o como hacen ahora mismo les turistes del presente pluscuaimperfecto; entrecerrando los ojos y haciendo visera con la mano. Cansado, con gases, inserto en el espectáculo geológico, zoológico y botánico, le rondaban la cabeza moscas a su libre albedrío y una nostalgia atiborrada por seis croquetas, seis, que comiera horas antes en una casa con muros de piedra, blasón, tejado a dos aguas y guisandera a los fogones con mano de santa laica. Había seguido a contracorriente el rio del olvido desde muy temprano, hasta llegar a los puentes, cruzado el valle de Caflor bajo un...

Caldo de Carvalho (VI) Es el primo Anselmo

 VI Tonia pasa muchas tardes en casa de la Nuri. Se hacen compañía, chafardean un rato, cocinan y toman te verde. La Nuri lleva un año sin salir de casa. El asesor de una ONG, Osorio, lleva su indocumentación, la orienta. Podrían detenerla, llevarla a un centro de internamiento de extranjeros. Tiene que cumplir dos años de estancia en el país, esperar que se arreglen los papeles de sus padres, los permisos de residencia, el reagrupamiento familiar. Vive en el limbo número catorce, cuarto E, en San Roque, con sus tíos. Osorio rellena cuestionarios, hace preguntas y estadísticas. Es informático de profesión. Cuenta que se hizo voluntario después de un papeleo que acabó en juicio contra una red de tráfico de personas. Siempre insiste en lo mismo, hay que denunciar a la mínima. La Nuri es prima de Malik, tiene diecisiete años, habla francés, chapurrea castellano y ve telenovelas. Quiere ir a París, graduarse en pediatría, volver a Nador con pasaporte comunitario, poner un consultorio y...

Caldo de Carvalho (V) Si te pusieran al trasluz...

 En las antípodas antagónicas de Barcelona Antonio Carpintero, cobrador de impagados fijo discontinuo, expolicía con bigote y exboxeador, al que le jode que le llamen Toni Romano porque Carpintero, un oficio, es su apellido, y Romano un gentilicio falso y un alias, se acaba de levantar. Le duelen todos los huesos, la mayor parte de los músculos y buena parte de las vísceras identificables sin estudios de medicina. El timbre de la puerta interrumpe la preparación del café. Todavía grogui y en calzoncillos abre. Espera una visita despachable por la vía rápida. —Buenos días, Toni. Habla un hombre que ronda los sesenta años, uno setenta, ochenta kilos. Viste de negro, gafas ovaladas, barba de una semana, cabeza cubierta, cara de no me vengas con chorradas y mueca de no soporto las metáforas. —Si usted lo dice… ¿Nos conocemos? Me resulta familiar. —Soy tu padre. Toni no contesta esperando el final de la broma. Fija la mirada unos segundos en el gracioso y examina el pasillo buscando pos...

Caldo de Carvalho (IV) Coplas a la muerte de mi tía Daniela

 IV  “El Rubio” se lleva bien con todo el mundo desde que era un chinorri diplomático, educado para evitar conflictos. No participaba en discusiones que pudieran derivar en bronca, sonreía a quien pudiera considerarse enemigo, desarmaba a los mayores más agresivos con paciencia de viejo. Alguna vez se llevó un par de hostias. Las encajaba sin aspavientos, pequeño, macizo, rápido y escurridizo. Se trabajó la confianza del vecindario y extendió sus relaciones a los alrededores. Su negocio consistía en hacer bien cualquier trabajo eventual. Ayudar aquí y allá, recados, encargos, chapuzas. Alguien cercano y de confianza, un valor escaso. Tiene una pequeña empresa dedicada al mantenimiento de fincas urbanas. No se ha hecho rico, si fuera un cabrón podría ganar mucho más. No lo es, es un hijo de puta. Su madre, la Lita, era una habitual del Chino. Se desvivió por él y lo sacó adelante como pudo. Las violencias, los desprecios, los chulos, el asco, las carencias y la rabia, se las co...