Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2025

"Caldo de Carvalho" Entera por capítulos. Gratis con el diez por ciento de descuento en https://todoloquesesobrepepecarvalho.blogspot.com/

  https://todoloquesesobrepepecarvalho.blogspot.com/

Caldo de Carvalho (X) Movimientos circunstanciales

 Lifante se fijó a través del cristal en su compañero Contreras, parapetado detrás de montones de papeles. No acababa de acostumbrarse a leer en el ordenador. Escuchó su silbido repitiendo una ranchera. Decidió amargarle la mañana. —Que sí, que sigues siendo el rey, Contreras. Aprovecha, te queda poco, el año que viene tu trabajo lo harán los mossos. Hay un señor mayor que va a venir a verte. Trátalo con cariño, es muy sensible. —¿Quién? Lifante, apoyado en el quicio de la puerta, giró la cabeza. —Ahí viene. Asómate tu mismo. Te va a encantar. Contreras no se movió. No le gustaron las gracietas ni el tonito de Lifante. Algo le dijo que su conocida jeta de cabrón iba a ser necesaria y se la puso. Oyó toses cavernosas. Asomó el inspector más viejo de Barcelona. —Hostia, Méndez. No sabía que estuvieras vivo. —Yo tampoco, pero si me siguen pagando debo estarlo. A vosotros os veo bien, calentitos, en las mesitas, con el cafetito. Pareceis canónigos. —No empieces ¿Qué quieres? —El comisa...

https://arturogato.blogspot.com/

Imagen
https://vimeo.com/823833573?fl=pl&fe=vl&pgroup=plv   Película documental 2021 dirigida por Bernardino Rodríguez Cartel de Germán López.

Caldo de Carvalho (IX) Variaciones sobre un 10 % de descuento

 A las once y media de la noche el Cholo, con el casco puesto, sale del ascensor en el séptimo piso, lo deja abierto, se dirige a la letra B y llama al timbre una sola vez. Diez segundos después en pijama, Moré abre la puerta. El Cholo levanta la recortada y le dispara a dos palmos de la cara. Vuelve al ascensor, baja directo al garaje con la escopeta en la chamarra, arranca la moto, abre el portón con el mando, sube la rampa y se mezcla en el tráfico. En media hora está a la entrada de Barberá del Vallés, en un aparcamiento, a veinte kilómetros de Barcelona. Le espera el Toto en un megane. El Toto, bajito, rechoncho, con ojos de huevo y manos blandas, mete en una bolsa la recortada, el casco, el mando a distancia, las deportivas, los guantes y la chupa. El Cholo se cambia en el asiento de atrás. La moto se queda allí. Tardan una hora y media en llegar al embalse de Rialb sin hablar, con música machacante a todo volumen. Paran junto a una granja de cerdos y se deshacen del contenid...

La huertina de Etelvina

    Baldomero se apeó de la burra al llegar al puerto un día de verano, justo en la raya, y miró la cordillera como hicieran las mujeres de La Braña en el mesolítico, los legionarios romanos al inicio de la era común, los paleocristianos mencionados por el cenobita Valerio del Bierzo a finales del bajo imperio, los espatarios de Witiza y los imazighen musulmanes en los siglos posteriores, todavía sin X, o como hacen ahora mismo les turistes del presente pluscuaimperfecto; entrecerrando los ojos y haciendo visera con la mano.   Cansado, con gases, inserto en el espectáculo geológico, zoológico y botánico, le rondaban la cabeza moscas a su libre albedrío y una nostalgia atiborrada por seis croquetas, seis, que comiera horas antes en una casa con muros de piedra, blasón, tejado a dos aguas y guisandera a los fogones con mano de santa laica. Había seguido a contracorriente el rio del olvido desde muy temprano, hasta llegar a los puentes, cruzado el valle de Caflor bajo un so...

Caldo de Carvalho (VIII) Abandonados a las puertas de las peores galaxias

 Joaquim Rigalt i Mataplana, Quimet, el amigo financiero de Charo y de Pujol, estuvo interesado en utilizar a Carvalho para construir una central de información semiclandestina al servicio del gobierno catalán. Así lo cuenta Montalbán en “El hombre de mi vida”. Si algo salía mal el charnego agradecido pagaría el pato. Moré llama a su vecino, el malasombra del Amores, encargado por descarte de las esquelas en “La Vanguardia”. Al Amores le colocó en el periódico por misericordia un amigo común, Francisco González Ledesma, antiguo redactor jefe, premio planeta en 1984 con “Crónica sentimental en rojo”, una historia del inspector Méndez. Moré pregunta sin preliminares después del saludo. —¿Quién es la mano derecha de Pujol? —A la vista y reconocido Maciá Alavedra. Es abogado. Le adjudican la paternidad del estatuto de autonomía. Lleva más de veinte años al lado de Pujol. Ya no está en política que se sepa. Dicen que fue el cerebro del pacto del Majestic que hizo presidente del gobierno...

Exterminio

 Que estaba junto a los árboles retorcidos del panal recogiendo setas venenosas serviría como coartada si las abejas bailarinas conocieran cualquiera de los idiomas que se hablan en el asentamiento interminable, en la sucesión monótona de tiendas blancas e iguales colocadas, con la exactitud de un campamento romano, paralelas a la sombría chopera de las fosas comunes. Hubo otros testigos; Las golondrinas, los caracoles, el perro, las torcaces, las nubes, la luna de invierno, el regato de la peña gris. Ninguno sirve en la audiencia. La estufa metálica quema aglomerado y cartón con llama verde. Fuego de aguardiente con gasoil en el esófago, el abuelo cruza pensamientos, hielo, escarcha, sangre congelada. Cuando los militares empezaron las descargas no debía haber nadie en los alrededores, el operativo se diseñó con mimo, las precauciones fueron tantas que se asesinó hasta el amanecer sin prisas. Las aguas arrasaron todo. El barro encenagó para siempre calles y vidas. La tormenta duró...

Caldo de Carvalho (VII) Esos ángeles...

  Biscuter corría con los gastos, se ocupaba de la logística y el triunvirato tomaba las decisiones. No daba órdenes ni nada parecido, se limitaba a financiar y cocinar. Confíaba más en las mujeres que en los hombres, incluído él. Primero Charo después, el jefe. La decisión de Mari Luz dolió. No podían, ni querían, hablar de ello. Se enteraron tarde y mal. No llegó al encuentro programado en Paros. Había muerto en la Barceloneta, en abril. Dejó una maleta con ropa, el pasaporte falso y unos dibujos a lápiz. Maruja la sabia, sabía. Marieta quiso saber. Charo lo acabaría sabiendo. Tonia nunca supo, ni sabrá. Aquella noche todo se torció. Dentro de su cabeza estaba sola. No quería seguir huyendo. La medicación no le hacía efecto. Los huesos aspiraban hacia dentro. Había cumplido los compromisos, no debía nada a nadie. Maruja no es amiga de la compasión, nolo era Mari Luz. Ni de sentimentalismos, propone un brindis rebelde. Biscuter hierve un homenaje, sopa negra. Siguen adelante. ...