Caldo de Carvalho (XIV) Destruidas ventanas
Tonia en San Cristóbal de Las Casas es turista, está allí porque quiere. En el momento inicial del movimiento zapatista los accionistas del balneario europeo llamaron a eso turismo revolucionario. Gobernaba el PRI, se firmaron tratados de libre comercio con EEUU y se privatizaron empresas estatales. La historia se había acabado, la democracia y el capitalismo eran matrimonio, tenían un anillo con una fecha por dentro. Derrotado el mal soviético, el futuro era un crecimiento económico continuo gracias a los dioses del mercado. La memoria dejaba de tener sentido. Se decretó la “libertad duradera” y la “justicia infinita”. Perico, al que dicen el negro, acompaña a Tonia por la orilla del río Amarillo. Es amable, buen escuchador y narrador. Le cuenta que los federales lo buscaron por participar en la organización de una huelga en los cafetales de Palenque. No lo encontraron y se fueron a por su hermana. La mutilaron. No ha vuelto al pueblo. Vive de vender a los turistas artesanía de m...