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Caldo de Carvalho (X) Movimientos circunstanciales

 Lifante se fijó a través del cristal en su compañero Contreras, parapetado detrás de montones de papeles. No acababa de acostumbrarse a leer en el ordenador. Escuchó su silbido repitiendo una ranchera. Decidió amargarle la mañana. —Que sí, que sigues siendo el rey, Contreras. Aprovecha, te queda poco, el año que viene tu trabajo lo harán los mossos. Hay un señor mayor que va a venir a verte. Trátalo con cariño, es muy sensible. —¿Quién? Lifante, apoyado en el quicio de la puerta, giró la cabeza. —Ahí viene. Asómate tu mismo. Te va a encantar. Contreras no se movió. No le gustaron las gracietas ni el tonito de Lifante. Algo le dijo que su conocida jeta de cabrón iba a ser necesaria y se la puso. Oyó toses cavernosas. Asomó el inspector más viejo de Barcelona. —Hostia, Méndez. No sabía que estuvieras vivo. —Yo tampoco, pero si me siguen pagando debo estarlo. A vosotros os veo bien, calentitos, en las mesitas, con el cafetito. Pareceis canónigos. —No empieces ¿Qué quieres? —El comisa...

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https://vimeo.com/823833573?fl=pl&fe=vl&pgroup=plv   Película documental 2021 dirigida por Bernardino Rodríguez Cartel de Germán López.

Caldo de Carvalho (IX) Variaciones sobre un 10 % de descuento

 A las once y media de la noche el Cholo, con el casco puesto, sale del ascensor en el séptimo piso, lo deja abierto, se dirige a la letra B y llama al timbre una sola vez. Diez segundos después en pijama, Moré abre la puerta. El Cholo levanta la recortada y le dispara a dos palmos de la cara. Vuelve al ascensor, baja directo al garaje con la escopeta en la chamarra, arranca la moto, abre el portón con el mando, sube la rampa y se mezcla en el tráfico. En media hora está a la entrada de Barberá del Vallés, en un aparcamiento, a veinte kilómetros de Barcelona. Le espera el Toto en un megane. El Toto, bajito, rechoncho, con ojos de huevo y manos blandas, mete en una bolsa la recortada, el casco, el mando a distancia, las deportivas, los guantes y la chupa. El Cholo se cambia en el asiento de atrás. La moto se queda allí. Tardan una hora y media en llegar al embalse de Rialb sin hablar, con música machacante a todo volumen. Paran junto a una granja de cerdos y se deshacen del contenid...